domingo, 26 de agosto de 2012

diagnostico


 
La displasia de cadera es una anomalía que se da en la articulación de la cadera, ésta se produce cuando la cabeza del hueso del fémur y la cavidad de la pelvis donde éste se aloja no encajan de una forma correcta. Suele ser el neonatólogo quien se da cuenta de esta anomalía, ya que a todos los recién nacidos se les practica las maniobras de Ortolani y Barlow, estas maniobras consisten en una serie de movimientos que flexionan y abren con delicadeza las piernas del pequeño para poder comprobar si la articulación es la correcta o presenta una forma anómala.
Estas maniobras no siempre detectan la displasia de cadera, para mayor seguridad se realiza una ecografía de las caderas, pues muestra las anomalías por muy leves que sean.

Es importante que se pueda identificar y resolver tras el nacimiento del niño ya que cuando empiece a dar sus primeros pasos, el cuerpo no estará perfectamente sostenido dando lugar a posibles lesiones en los huesos e incluso una asimetría entre las dos piernas.
El diagnóstico precoz de la displasia de cadera es muy importante y más aún si existen posibles antecedentes familiares.
Curar esta anomalía no es difícil, se debe intentar mantener la cabeza del fémur en su lugar durante un determinado periodo de tiempo, dándole tiempo al hueso a que se desarrolle y se adapte al lugar adecuado para él. Dependiendo del tipo de displasia, leve, media o grave, se suelen utilizar determinados tipos de prótesis que suelen resolver el problema.
Una adecuada prevención es necesaria y nos evitará problemas en un futuro sea cual sea el aspecto de dicha prevención.



Esta informacion esta dirigida especialmente a todas aquellas futuras, nuevas y ya mamás... espero que les sea muy útil ya que es nesesario como padres informarnos acerca de los cuidados y precauciones que debemos tener con nuestros hijos sobre todo cuando se habla de la displasia de caderas y otras complicaciones. 

 

Suele ser el neonatólogo quien se da cuenta de esta anomalía, ya que a todos los recién nacidos se les practica las maniobras de Ortolani y Barlow, estas maniobras consisten en una serie de movimientos que flexionan y abren con delicadeza las piernas del pequeño para poder comprobar si la articulación es la correcta o presenta una forma anómala.


  • Signo de Barlow. Se flexiona la cadera a 90 grados y se aduce (se aproxima hacia la línea media) mientras se ejerce una fuerza suave hacia fuera con el pulgar. Durante la aducción puede sentirse la luxación de la cadera (signo de Barlow positivo).
  • Maniobra de reducción de Ortolani. Se abduce (se separa de la línea media) la cadera elevándola con suavidad. Puede sentirse la recolocación de la cabeza femoral luxada (lo que se ha dado en llamar un "click" o chasquido, que en realidad no se oye): maniobra de Ortolani positiva.

 




















Estas maniobras no siempre detectan la displasia de cadera, para mayor seguridad se realiza una ecografía de las caderas, pues muestra las anomalías por muy leves que sean.

 

Es importante que se pueda identificar y resolver tras el nacimiento del niño ya que cuando empiece a dar sus primeros pasos, el cuerpo no estará perfectamente sostenido dando lugar a posibles lesiones en los huesos e incluso una asimetría entre las dos piernas.
El diagnóstico precoz de la displasia de cadera es muy importante y más aún si existen posibles antecedentes familiares. 

 Es importante repetir el examen físico al segundo o tercer mes, ojalá antes del quinto mes, ya que los signos de la patología no siempre son evidentes en el recién nacido: asimetría de pliegues de muslos y glúteos, asociado a una limitación de la abducción de las caderas, o sea, de la abertura de los muslos.

En caso contrario, algunas con mucha flexibilidad y laxitud, también pueden tener problemas y el examen podría no detectarlo.
Por eso, se es partidario de que la radiografía de pelvis o ecografía de cadera sea un procedimiento de rutina para todas los bebes , a los 2 ó 3 meses.


La asimetría de los pliegues glúteos o inguino-crurales. Es un signo no específico y generalmente tardío en casos de displasia unilateral; muchos niños normales la presentan y cobra importancia en el lactante mayor y niños mayores.
 

Es importante considerar que el examen físico puede resultar equívoco en la detección de la DDC, aun en manos de profesionales experimentados; además en nuestro país como en otros en vías de desarrollo, la mayoría de los primeros exámenes neonatales son efectuados por médicos o personal paramédico sin experiencia en las diferentes pruebas diagnósticas, por lo que recomendamos que todos los niños sean sometidos a una pesquisa con el método de imágenes más adecuado.

Exámenes radiológicos
Se aconseja realizar radiografía AP de pelvis con los miembros inferiores en posición neutral alrededor del tercer mes de vida, puesto que antes las estructuras cartilaginosas no son visibles a los rayos-x- y aún no se han producido cambios estructurales secundarios.
En una radiografía de caderas se trazan dos líneas de referencia. Una horizontal (Hilgenreiner) que une dos puntos marcados por el cartílago triradiado y otra vertical (Perkins) que se traza en forma perpendicular por el borde externo del acetábulo. Los parámetros radiológicos que se consideran con mayor frecuencia son:


displasia de caderas:
 
 Por lo general, la displasia afecta a las dos caderas, especialmente a la izquierda. "No es raro que si una está luxada, la otra esté displásica".

Entre las causas figura el factor hereditario y la laxitud ligamentosa (las partes blandas de la articulación son demasiado elásticas, aumentando la posibilidad de una luxación).
Otro factor condicionante es queel bebé esté en posición podálica o de nalgas antes de nacer. También que la embarazada tenga un útero rígido, lo que se ve, sobre todo, en primíparas.

Fuera del útero, ciertos detalles contribuyen a mejorar o agravar la situación.
Una sana costumbre es ponerle doble pañal al bebé, para que deje las piernas más abiertas, o tomarla afirmada en la cadera.

Mantenerla como "lulo”, envuelta y apretada, no es bueno y "afortunadamente ya no se usa". Tampoco ponerle ropa que le impida flectar los muslos con comodidad, como ballerinas o medias muy estrechas.

Se asegura  que con estas medidas una displasia leve puede mejorar sola. Si es más seria, hasta los ocho meses el tratamiento ortopédico puede ser 100% efectivo sin dejar secuelas.

El tratamiento ortopédico de la displasia en llevar la cadera a la posición correcta, manteniendo los muslos, flectados y abducidos.
Esto se consigue con cojines de abducción o las correas de Pavlik, que se deben usar en forma permanente hasta lograr la normalidad radiológica.
  

En el recién nacido, la inestabilidad o luxación de la cadera puede tratarse con una correa de tipo Pavlik que tiene éxito en el 85-90 % de los lactantes de hasta 6-8 meses de edad. Esta correa mantiene las caderas del lactante en flexión y abducción, dirigiendo la cabeza femoral hacia el interior del acetábulo (su cavidad en la pelvis en desarrollo). La mayoría de las caderas se estabilizan al cabo de 2-3 meses.
 

 
Para que este aparato ortopédico funcione, se requiere su uso continuo, esto quiere decir  “ TODO EL TIEMPO “ ( DIA Y NOCHE ) Pudiéndose retirar exclusivamente cuando se bañe al bebé. No es necesario el retiro del arnés para realizar el cambio del pañal.  
El bebé podrá ser recostado de la forma que mas convenga, sin el riesgo de perder la reducción de la cadera; así mismo pude cargarse  con toda comodidad y confianza
El uso de este aparato no es inocuo y existe la posibilidad de complicaciones  como son la necrosis de la cabeza femoral, parálisis nerviosa entre otras. Sin embargo el beneficio es mayor al riesgo.


A los ocho o diez meses es posible intentar un tratamiento ortopédico combinado con cirugías menores, fundamentalmente, de partes blandas.

En caso de que no resulte la opción ortopédica o que el diagnóstico haya sido demasiado tardío, se recurre a la reducción quirúrgica de la cadera.

Se coloca en su posición normal y se le inmoviliza con yeso por un mínimo de 4 a 6 semanas.

subluxacion de caderas:

El primer médico que suele percibir este problema es el pediatra, que en caso de detectar alguna anomalía, puede derivar al bebé a un ortopedista o traumatólogo infantil. La displasia de caderas se trata normalmente manteniendo la cadera en abducción, es decir, con las piernas totalmente abiertas. La aplicación de doble o triple pañal no es recomendable, ya que nunca se ha podido demostrar su eficacia. En las primeras semanas, suele ser suficiente con mantener una posición adecuada de las caderas, en la situación más ajustada posible dentro de dicha cavidad. Esto se consigue con el uso del llamado arnés de Pavlik o de abducción, cuya aplicación y seguimiento deben ser cuidadosos, diseñado para provocar la abducción de las caderas sin causar molestias al bebe. Esta técnica tiene éxito en el 85-90% de los bebés de hasta 8 meses de edad.
Finalmente puede recurrirse a la artrografía, con anestesia general, en la que normalmente sin cirugía puede colocarse el hueso en su posición correcta, tras lo que se precisa la inmovilización de las dos piernas con una escayola. Esta técnica se denomina también "reducción cerrada". La artrografía consiste en la introducción de un líquido de contraste en la articulación, lo que permite definir claramente los contornos articulares (no olvidemos que a esta edad existe un gran componente cartilaginoso no visible en la radiografía convencional) y la presencia de estructuras interpuestas que obstaculizan la reducción. En esta situación se decidirá la necesidad de una reducción quirúrgica de la luxación de cadera.
Luego del uso de la escayola, puede ser necesario un aparato ortopédico especial y ejercicios de fisioterapia para fortalecer los músculos ubicados alrededor de la cadera y en las piernas. El tiempo de rehabilitación es muy variable, pero puede oscilar entre las seis semanas y los cuatro y ocho meses.

Pasados los dieciocho meses es probable que se necesiten procedimientos quirúrgicos, ya que el esqueleto presenta alteraciones morfológicas que deben ser corregidas. De este modo a la edad de 5 ó 6 años, pueden estar indicadas osteotomías femorales y pélvicas, consistentes en dividir el hueso y modificar las formas alteradas.

luxacion de caderas:
 Se llama así a la alteración en el contacto normal, entre las superficies articulares de la cabeza del fémur y su correspondiente cavidad en el hueso coxal, lo que provoca un desplazamiento de la cabeza del fémur hacia arriba, e impide su normal movilidad. Esta situación pone en riesgo la deambulación del bebé y el riesgo a largo plazo de una artritis en la edad adulta.


Existen diferentes tipos de luxación congénita de cadera. A continuación explicaremos cada uno de ellos:
  • Por debilidad del hueso de la pelvis que recibe la cabeza del fémur se produce la luxación (salida de su lugar), pero fácilmente retorna a su situación. Es la forma más frecuente y se denomina displasia de cadera.
  • La articulación está en su lugar pero se luxa fácilmente. De presentación muy infrecuente.
  • La articulación está siempre luxada (fuera de su lugar) y no se la puede colocar en su ubicación. Es una forma extremadamente rara de enfermedad.
     El tratamiento depende del tipo de luxación y si el diagnóstico fue precoz. La más frecuente (displasia de cadera), se trata mediante la colocación de un aparato ortopédico que mantiene los miembros inferiores del bebé separados y rotados hacia fuera (como la posición de la rana). Esta posición permite que la alteración ósea se corrija y al finalizar el tratamiento la articulación permanece estable. Si el diagnóstico no fue precoz, la evolución no es tan favorable y a veces requiere de vendajes inmovilizantes o incluso de intervenciones quirúrgicas.